La historia del acordeón es corta, rápida e intensa, de tal suerte que Cyrill Demian registró el invento como
acordeón en 1829, el
austriaco mismo, debió abandonar sus derechos sobre el invento en 1835, debido a los notables avances a los que había sido sometido. Parece que el origen europeo de los instrumentos de
lengüeta libre está en los órganos soplados orientales, que se habían extendido por
Rusia en el siglo XVIII, aunque no como
instrumento popular.
El invento se atribuye al emperador
chino Nyu-Kwa, 3000 años antes de Cristo (el
Sheng), aunque la sustitución de lengüetas de caña por metálicas es algo posterior. Basándose en la lengüeta simple, numerosos inventores elaboraron diferentes elementos. Desde el
parisino Pinsonnat, que inventó el
typófono, que daba una sola nota fija, hasta Eschembach, que unió varias.
En 1810 aparecen diferentes órganos soplados occidentales, y Buschman, en
Berlín, fábrica en 1821 la
mundarmónika, de la que deriva la conocida
armónica, colocando una serie de lengüetas en fila cada una de las cuales produce una nota distinta.
Su hijo, al incorporar un pequeño fuelle, crea la
andaolina. Pero fue Cyrill Demian quien se hizo con la patente, construyendo un instrumento dotado de un fuelle y cinco botones, cada uno de los cuales, al ser pulsado, producía dos
acordes, uno al abrir y otro diferente al cerrar el fuelle. Estos diez acordes bastaban para acompañar numerosas canciones, siendo muy sencillo su uso y aprendizaje en la música popular, sobre todo cuando en
1831 Isoard Mathieu reemplaza los acordes de cada botón por dos notas individuales que se producían una al abrir y otra al cerrar el fuelle, es así dotado de dos escalas diatónicas, lo que da lugar al acordeón diatónico.
En
1834, Foulón añade las alteraciones, creando el primer acordeón cromático. La evolución del instrumento continúa y en
1854 Malhaús Bauer sustituye los botones por teclas, creando el "acordeón a piano", al que denominaban el "piano del pobre".
En torno a
1880 se le añade un segundo teclado, en la parte derecha, compuesto por cuatro botones que permitían dar dos acordes cada uno como acompañamiento a la melodía. Así se constituye el
acordeón diatónico, que ha llegado hasta hoy en la tradición musical de casi todos los pueblos.